

La historia se desarrolla en Richmond, Virgina en el año 1976. Arthur (James Marsden) y Norma Lewis (Cameron Diaz) son una pareja felizmente casada viviendo en un bonito vecindario de su comunidad con su hijo pre-adolescente, Walter (Sam Oz Stone). Un día los Lewis reciben un extraño paquete conteniendo una caja con un botón rojo cubierto por un domo de vidrio. Al día siguiente un misterioso y cicatrizado hombre llamado Arlington Steward (Frank Langella) se aparece en la puerta de los Lewis para ser atendido por Norma. El Sr. Steward rápidamente explica que la misteriosa caja con el botón rojo es un artefacto muy peculiar, así Steward le informa que si el botón es presionado, alguien, en algún lugar del mundo, una persona que ellos no conocen, morirá. Pero después de presionarlo, el Sr. Steward le entregará un maletín con un millón de dólares en efectivo. Así, los Lewis tienen 24 horas para pensar la petición de Steward y tendrán que enfrentarse con un gran dilema moral y la verdadera naturaleza del ser humano, ya que siempre hay consecuencias para las acciones de uno.

Sin duda alguna, a todos nos pone en un gran dilema la gran pregunta que hace la película. ¿Vale la pena sacrificar bienes materiales para el bienestar de nosotros como raza humana, como sociedad, como comunidad, etc.? Porque claro que sería tentador presionar un botón y obtener una gran cantidad de dinero, a cambio de que alguien, lejos de nuestras vidas, perdiera la suya. Ese concepto fue lo que me llamó inmediatamente la atención de “The Box”, cuya historia corta original, Button, Button ya había sido adaptada para el famoso programa de televisión “The Twilight Zone” (La Dimensión Desconocida, en México). La verdad, se me hace muy apropiado que haya sido adaptada para un episodio de televisión porque, no me imaginaba como esa historia iba a poder ser alargada con suficiente trama e interés para poder llenar el tiempo de un largometraje. Desde el principio, la sinopsis de “The Box” se sentía más cómoda pensándola en un episodio de televisión, y la verdad, en lo personal creo que se debería haber quedado como un programa de televisión. El director Richard Kelly comienza su película de una manera interesante, algo lenta, pero de cierta manera la película se toma su tiempo en irnos adentrando en su realidad algo torcida y llena de momentos tétricos al igual que raros. Con una genial ambientación de los años 70, y una fotografía bastante bien lograda de parte de Steven Poster que evoca un sentimiento casi onírico y muy de esa década, “The Box” es un thriller que como digo, al principio se siente como un rompecabezas intrigante y gratificante. Pronto conocemos a nuestros personajes y los vamos explorando desde diferentes ángulos de manera correcta, pero para cuando la película llega al momento que estábamos esperando (siendo honestos, es cuando la pareja decide apretar el botón) toda la historia comienza a complicarse no de una manera intrigante, ni interesante, ni ingeniosa, sino que comienza a construir un andamiaje de falsas tramas y posibles giros argumentales que trastoca tintes de ciencia ficción y hasta tal vez teológicos, pero por más retador e interesante que esto suene. No lo es. Definitivamente no lo es. “The Box” se siente como una película que quiso ser demasiado inteligente para su propio bien, demasiado intrigante y demasiado difícil de resolver, tanto, que nosotros como audiencia nos encontramos perdidos, sin mucho interés, y la verdad, aburridos.
Creo que para todas sus rotundas fallas, “The Box” logra entregar actuaciones decentes. Cameron Diaz, quien sin duda se anuncia como la estrella de la película tiene un papel interesante, multifacético, serio y creo que lo suficientemente bien logrado. Puede ser que tengo esa imagen de ella como la irritante miembro de “Charlie’s Angels” (Los Ángeles de Charlie, en México) que cualquier otro papel me parece mejor hecho. James Marsden sorprende mostrando un potencial y habilidad para poder cargar básicamente una película sobre sus hombros, porque si él no es la estrella o personaje principal aquí, al menos lo es en igual proporción que el personaje de Cameron Diaz. Frank Langella, en su mayoría siempre sólido no decepciona aquí interpretando al bastante tétrico Sr. Steward una especie de “cita con el destino” que los personajes temen y escuchan, además las mejores y más interesantes líneas de diálogo salen de su personaje. Las actuaciones principales de “The Box”, si las aislamos, salen airosas de éste desastre pero lástima que pertenecen a una película que podríamos decir no tiene ni pies ni cabeza, y termina excluyendo al espectador de su propia fiesta privada de imágenes raras, giros incoherentes en la trama y explicación, tras explicación, que al final, la película en sí, no trata de contarnos algo tan complicado, así que podría decirse que “le entendí” en parte, pero la pregunta es ¿Por qué complicarse tanto para contar una historia sencilla e interesante por su sencillez?


“The Box” es en su mayoría un inconexo aburrimiento, con un par de actuaciones decentes perdidas entre pretensiones, delirios de grandeza y una historia que termina por desencantarnos por completo de la película. Sin duda alguna, por su pesadez y lentitud, sus dolorosos 115 minutos de duración no son algo que daría mucho remordimiento perderse.
“Your home is a box. Your car is a box on wheels. You drive to work in it. You drive home in it. You sit in your home, staring into a box. It erodes your soul, while the box that is your body inevitably withers... then dies. Where upon it is placed in the ultimate box, to slowly decompose.” – Arlington Steward