

La historia sigue a nuestro personaje principal, Alice (Milla Jovovich) tratando de infiltrarse a la Umbrella Corporation, la corporación maligna protagonista de los filmes y los juegos de video de la serie y así nos presentan aquí al antagonista principal, el alto mando de Umbrella, Albert Wesker (Shawn Roberts) con quién Alice tiene una vendetta personal. En su búsqueda de venganza y claro, sobrevivientes, Alice sobrevuela lo que queda de la civilización buscando una ciudadela llamada Arcadia donde se supone hay sobrevivientes, refugio, comida y nada de infección del T-Virus. Pronto nos topamos con la sobreviviente del tercer filme, Claire Redfield (Ali Larter) y otro grupo de sobrevivientes incluyendo a su hermano Chris (Wentworth Miller) quienes intentarán lo imposible para sobrevivir y poder llegar a Arcadia que es, al parecer, la última esperanza por escapar el caos y la destrucción que ha azotado el planeta.
La franquicia fílmica de “Resident Evil” es una bestia muy particular. En lo personal, los filmes son divertidos, pero no son nada más que entretenimiento altamente desechable, y la verdad cada secuela es peor que la anterior. Todavía la primera película del 2002, aunque tenía poco que ver con las historias originales de los juegos de video, mantenía un cierto nivel de suspenso, expectativa y una historia al menos medianamente interesante con personajes que intentaban ganarse a la audiencia, todo esto dicho, claro, tomando en cuenta el tipo de película que “Resident Evil”. Puedo fácilmente decir que “Resident Evil: Afterlife” es la peor película de las 4 lanzadas hasta ahora. Digo, para empezar la película se siente demasiado digitalizada, demasiado falsa, todos los sets y los fondos parecen haberse creado por computadora, por lo mismo, nunca me sentí completamente conectado con las ambientaciones del filme. El uso de 3D es simplemente un gimmick que distrae a la audiencia de lo que deberían de estar atendiendo, que es la historia del filme, y sin duda alguna “Resident Evil: Afterlife” es uno de los libretos más ridículos e inconexos que se han filmado con personajes absolutamente vacíos, diálogo vergonzoso y situaciones solo puestas ahí para poder conectar una escena de acción con otra. Además que el filme toma más de un elemento del remake del año 2004 de “Dawn of the Dead” (El Amanecer de los Muertos, en México) como la referencia al vehículo blindado como escape de los zombies, y el clásico sobreviviente maleducado, engreído y egoísta vestido de traje negro, aquí interpretado por Kim Coates y en “Dawn of the Dead” por Ty Burrell. También el filme le debe más de un par de montajes casi idénticos a “The Matrix”, pero ¿Qué película no?. Bueno, uno no espera nada del otro mundo de un filme como éste, pero la calidad de muchas cosas es tan baja que simplemente yo como espectador no pude adentrarme en el filme, o tragarme el chiste, como sea que se quiera ver.
Hubo algunos elementos aislados del filme que si me gustaron, pero que como mencionaba jamás tuvieron alguna explicación, como por ejemplo la inclusión del icónico villano conocido como el Executioner que se ve horriblemente fuera de lugar, pero visualmente es atractivo y efectivo. También nunca hubo alguna razón por la cuál los zombies tenían esas malditas ventosas que salían de sus bocas o porque los perros-zombie se partían en dos con colmillos y más bocas salían de sus entrañas, todo eso era visualmente interesante y una adición buena a lo que ya hemos visto, pero simplemente salía de la nada. Además la inclusión del remix de la canción de “The Outsider” de A Perfect Circle, fue genial. En el departamento actoral, no podemos criticar mucho porque el libreto no da para nada pero pues, tenemos a Milla Jovovich haciendo su acto de chica ruda una vez más, y Ali Larter haciéndolo también pero mucho peor que Jovovich. Wenworth Miller estuvo decente como Chris Redfield, aunque me hubiera gustado que su personaje hubiera tenido algo que ver con el de los videojuegos y que no hubiera sido solamente un figurín al que nombraron como el personaje, pero eso ya es mucho pedir. Shawn Roberts fue casposamente exagerado en su papel del ultra malísimo Wesker, y por eso fue tolerable de cierta manera, y Kim Coates, cabe mencionarlo por inyectarle un poco de vida a su personaje cliché.
En general, “Resident Evil: Afterlife” es una película que me alegro no haber visto en el cine, ni en tercera dimensión. Paul W.S. Anderson lleva a la franquicia a lugares aún más alejados de lo que el videojuego propone y cada vez se parece menos a su fuente original. Ésta 4ta parte es la más débil y ridícula de todas, tiene sus momentos entretenidos pero no hacen valer la pena pasar la pena de ver una hora y media de pegostes de otras películas, clichés trilladísimos, horrible diálogo y actuaciones mediocres. La serie de “Resident Evil” necesita descansar un tiempo para tomar aire fresco, seriedad y una reinvención que la lleve lejos de la línea Anderson/Jovovich que la verdad yo no creí que fuera a durar más de dos películas.
“I’m what you used to be. Only better.” – Albert Wesker